“¿…Entonces supuestamente
que sois?” y fue esa
única frase la que me mato por dentro, que… Qué éramos? Bueno, podría decirse
que somos personas, si si, personas que se gustan y su buscan, no había nada
mas, por mucho que lo pensara y recordara nunca habían hablado sobre que eran o
que les iba a deparar el futuro.
Sonríe.
¿Qué les iba a deparar el
futuro? Al final su hermano tendría razón, el sexo femenino se adelanta
demasiado, quizás no debería pensar en que somos o dejamos de ser, o cuánto
tiempo vamos a estar juntos o cuándo tendremos la primera bronca, debería
disfrutar, realmente solo son etiquetas, es una simple etiqueta.
¿Es casi como el
matrimonio?
¿Matrimonio? Lucia, ¿qué
estas pensando? Por dios, baja de las nubes.
- No lo sé nena, no sé que somos, pero si tengo una cosa
bien clara, creo que el besarnos le gusta tanto como a mí, es difícil olvidar
su cara de panoli cuando me acerco.
- Lucia, me
desconciertas, puedes estar tan hundida que te brillan los ojos por las lagrimas,
y de repente sonríes y vuelves a tener ese aura que te rodea.
- ¿Qué?
- Llámale o
déjalo todo como hasta ahora, sigue un camino y no lo sueltes, y nunca dudes.
Tus decisiones siempre serán las correctas, aunque el resultado no sea el
esperado.
- Te
entiendo…
- No, no me
entiendes.
- No seas mala, te entiendo
o eso creo, pero se a lo que te refieres. Así que lo mejor es que deje las
cosas como están, que sigan su curso sin ningún tipo de prisa, ya habrá tiempo
de lloros y lamentaciones al final del camino.
Y siguieron hablando sin ser
conscientes de que esa misma conversación la estaban teniendo dos amigos justo
en la cafetería de enfrente. Que caprichoso puede llegar a ser el destino.
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